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Historia del perfume

El perfume ha acompañado a la humanidad desde sus inicios y ha llenado de aromas a muchas de las culturas y civilizaciones que han poblado la tierra. Hoy en día disponemos de una gran variedad de esencias y técnicas de elaboración mejoradas que se usan ampliamente. Pero, ¿conoces cuál ha sido el desarrollo de la perfumería hasta llegar a lo que es hoy en día? En el siguiente artículo te invitamos a hacer un recorrido que comenzará en la Edad Antigua y nos llevará hasta la Edad Moderna. Haremos una pausa en el camino y en la próxima edición podrás saber cómo sigue la historia hasta la actualidad. ¡Vamos allá!

EDAD ANTIGUA

Durante la Edad Antigua hubo varias civilizaciones y pueblos que usaron el perfume, o una versión primitiva del mismo, para distintos fines. A continuación resaltaremos algunas de ellas, así como las técnicas y usos que les dieron.

En Mesopotamia, alrededor del año 3.500 a.C, existió una civilización muy adelantada llamada los sumerios, que fabricaba fragancias con fines medicinales a partir de sustancias aromáticas.

En Egipto también se fabricaban perfumes con esencias naturales mediante una técnica llamada “enflorado”, que consistía en la maceración en aceite y la extracción por presión, principalmente. Usaban estas fragancias en rituales religiosos y para la momificación de sus muertos, ya que para ellos el cuerpo y el espíritu se reencuentran en una segunda vida, por lo que la preservación del cuerpo físico era muy importante. En esta época, el perfume era usado también por mujeres de la alta sociedad, que se ponían bajo sus pelucas unos recipientes con grasa perfumada para que se fuera desprendiendo con el calor corporal.

En India, desde el año 3.300 a.C hasta el 1.300 a.C, se destilaba el ittar, un perfume natural.

En lo que se conoce como la antigua China, el perfume se guardaba en unas famosas “bolsitas perfumadas”, pequeños saquitos de tela o de hilo de oro cuyo origen se desconoce, que contenían hierbas aromáticas en su interior.

En Grecia usaban aceites para perfumar las estatuas de sus dioses, así como los cuerpos de los atletas y de las mujeres. Alejandro Magno era un gran amante de los perfumes e inciensos y hacía impregnar sus túnicas con esencia de azafrán para dejar un rastro a su paso. Hipócrates, el padre de la medicina, aconsejaba los baños perfumados para algunos males y los muertos eran envueltos en telas perfumadas.

Un importante legado del arte griego fueron los frascos y vasijas de cerámica que se usan para guardar perfumes. Verdaderas obras de arte que hoy en día podemos ver en algunos museos del mundo.

Después de la conquista de Grecia, Roma adopta muchas de sus costumbres, incluida la tradición del uso de perfumes. Se mejoran las técnicas de conservación y se hace un registro botánico de los olores y calidades de las materias primas. El ingrediente más usado era una resina muy apreciada, en parte debido a su escasez, llamada bálsamo de Judea.

En esta época se crea el primer gremio de perfumistas llamados «ungüentarii«.

Los perfumes se componían en tres formatos: sólido (con un solo ingrediente), líquido y en polvo; y fue con el surgimiento de los baños públicos y masajes cuando el uso del perfume toma un mayor auge. Como curiosidad, en el siglo I d.C, Nerón organizaba fiestas en las que preparaba aceites perfumados para sus invitados.

La situación cambió radicalmente cuando el cristianismo empezó su expansión, llegando incluso a estar prohibido el uso de perfumes. En la Biblia encontramos algunos pasajes excepcionales donde se usan, como en el nacimiento del niño Jesús, cuando dos de los Reyes Magos le regalan mirra e incienso.

LA EDAD MEDIA

El perfume volvió a florecer en el Mediterráneo en el siglo VII. Los árabes tenían acceso a diversas materias primas y empezaron a emplear el alambique para elaborar aromas.

En este periodo, marcado por grandes cambios, se hallaron nuevas materias primas y técnicas, y la aristocracia seguía interesada en la higiene personal. En el siglo XII se produjeron importantes progresos en este campo ya que se legitimó la profesión de perfumista y surgieron los primeros centros de enseñanza.

En el siglo XIV la Reina Isabel de Hungría, que sufría dolores reumáticos y otros males de salud, recibió un elixir que contenía principalmente flor de romero y aguardiente. Era el primer perfume con base de alcohol y se le otorgaron propiedades casi mágicas. Este producto se llamó “Agua de Hungría” y su éxito perduró durante siglos, pudiendo encontrarse perfumes con el mismo nombre.

LA EDAD MODERNA

El Renacimiento supuso un renacer de la cultura griega y romana. Gracias a la apertura de nuevas vías marítimas se obtienen nuevos ingredientes. Se generaliza el hábito de perfumar la ropa y los accesorios, especialmente para disimular el fuerte olor a piel. El perfumista se convierte en un profesional cada vez más competente que trabaja con componentes de más calidad y con técnicas como el enflorado o el alambique, más refinadas.

Durante el Barroco, en Francia se popularizó el uso del perfume, e incluso se llegó a bañar palomas en perfume para soltarlas durante las fiestas y que difundieran las fragancias por el aire.

En este momento aparecieron los primeros ingredientes sintéticos que permitieron la creación de nuevas fragancias. El perfumista Paul Parquet creó la fragancia Fougère Royale, dando origen a una nueva familia olfativa, la “Fougère”. Introdujo en su composición una molécula de síntesis: la cumarina (molécula identificada por primera vez en las Habas Tonka en 1820 y en el aceite esencial de Lavanda).

En la primera mitad del siglo XVIII, en Colonia (Alemania), Jean-Marie Farina creó un perfume llamado Eau de Cologne (Agua de Colonia) en honor a su ciudad. Se trataba una fórmula inspirada en una solución alcohólica aromatizada que se usaba en los monasterios italianos en la Edad Media.

Es también la época de auge de los botánicos y surgen las primeras clasificaciones de olores según sus propiedades. Todo esto se acompaña de avances como la mejora del grado de pureza del alcohol, que favorece perfumes más delicados, o la sofisticación de técnicas de extracción y de destilación. Los comerciantes de Oriente, por ejemplo, aprovechaban las propiedades protectoras de las hojas secas del patchouli para envolver las finas telas de seda, que quedaban impregnadas con su olor, convirtiéndose en sinónimo de calidad.

Este es el final del viaje por la historia de la perfumería desde la antigüedad hasta la edad moderna. Si te ha gustado estate atento porque pronto publicaremos la segunda parte de la historia del perfume, con la evolución de la perfumería en la edad contemporánea, desde el sigo XIX hasta la actualidad. Te contaremos como estos dos siglos han supuesto una gran revolución que ha dado lugar a la perfumería que conocemos hoy en día.